En los Juegos Olímpicos de 1936 en Berlín, el baloncesto fue por primera vez deporte olímpico y el Profesor James Naismith hizo entrega de las medallas. Durante la celebración de los Juegos, Naismith fue tratado como una estrella. No era para menos, pues tener al inventor de un deporte en la competición, fue todo un honor. Durante sus días en Berlín disfrutó de una comida con los funcionarios olímpicos e incluso asistió a una cena con, entre otros invitados, el mismísimo Adolf Hitler. Al entregar las medallas después de la final de la competición, 2 representantes de la Liga de Muchachas Alemanas (la versión femenina de las Juventudes Hitlerianas) le hicieron entrega de 2 ramos de rosas. Poco después le preguntaron sobre el evento y le dijeron que ese momento debía ser el momento cumbre de su carrera a lo que respondió: “Lo es. La tierra de mi nacimiento (Canadá) ha jugado la final contra la tierra de mi elección (Estados Unidos), y la tierra de mi elección ha ganado”.
Phog Allen es una leyenda de los banquillos y uno de los entrenadores más influyentes de todos los tiempos. Jugó durante 3 temporadas en la Universidad de Kansas a las órdenes de Naismith con el que tuvo una excelente relación durante algunos años y entrenó equipos universitarios durante 50 temporadas, siendo entrenador de otras leyendas como Dean Smith y Adolph Rupp. Entre 1919 y 1956 fue entrenador de la Universidad de Kansas, año en el que fichó a Wilt Chamberlain para el equipo.
La relación entre Naismith y Allen se deterioró con el tiempo y en 1936, año de los Juegos Olímpicos, la relación era bastante distante sobre todo por la diferente manera que tenían de ver el baloncesto. La manera sencilla de decirlo es que Allen era el futuro del baloncesto y Naismith era el pasado además de que veía el baloncesto como un deporte para entretenerse, no para competir.
En esa época, la situación económica de Naismith era muy complicada y él y su mujer temían por su hogar en el futuro.
Allen es una de las personas que más duro trabajó para que el baloncesto fuera deporte olímpico y cuando se confirmó que habría competición en Berlín, dejando de lado sus diferencias ideó un plan para que Naismith pudiera asistir a los juegos.
Su idea era muy sencilla, durante una semana del mes de febrero de 1936, todos los institutos y universidades de los Estados Unidos declararían uno de sus partidos como el “Naismith Game” y un céntimo de cada partido disputado se donaría a una fundación para que el profesor Naismith y su mujer Maude pudieran ir a Berlín. Un periódico publicó: “Si queda suficiente dinero después del viaje a Berlín, una fundación gestionará el dinero para poder darle beneficios anuales a los Naismith”.
La campaña fue un éxito. No solamente muchísimos equipos del país colaboraron, sino que asociaciones de Boy Scouts o de Cheerleaders organizaron colectas. Se recaudaron más de 5000 dólares de la época, suficientes para pagar el viaje a los Naismith, pero no para crear una fundación. El problema es que Maude Naismith tuvo un infarto y no pudo viajar a Berlín, por lo que Naismith viajó solo.
En 1921 Howard Anderson, Director del YMCA de Bedford, organizó a un grupo de personas para enseñarles a arbitrar partidos de baloncesto. 4 años después, Jim Tobin ya llevaba varios años arbitrando partidos y junto a Anderson fundó una asociación de árbitros para pitar partidos en la ciudad de New York. En 1936, Jim Tobin fue seleccionado para arbitrar en los Juegos Olímpicos.
Cuando Naismith llegó a Berlín, se dirigió a las taquillas con su pasaporte para ver si había algún pase o entradas para poder disfrutar de los partidos de baloncesto… pero nadie sabía nada de él. Preguntaron a la delegación de los Estados Unidos y nadie sabía nada. Naismith había conseguido llegar a Berlín, pero nadie había tenido en cuenta su llegada.
Cuando Jim Tobin se enteró de que Naismith estaba en Berlín, se puso manos a la obra. En declaraciones suyas a Associated Press: “Le conseguimos un pase para todos los partidos, pero no a través del Comité Olímpico de los Estados Unidos. Y evidentemente, no había ninguna ceremonia preparada para el Dr. Naismith quien es naturalmente la figura más importante del baloncesto”.
Tobin contactó con los organizadores de los Juegos y rápidamente organizaron un desfile en la Haus des Deutschen Sports (casa de deportes alemanes) en la que altos rangos alemanes efectuaron discursos antes unos 200 invitados que terminó con uno del propio Naismith.
En Berlín fue tratado excelentemente por la organización alemana y terminó entregando las medallas a los Campeones Olímpicos. En la imagen adjunta, Naismith le hace entrega de la medalla a Bill Wheatley, capitán del equipo estadounidense.

James Naishmith con su esposa Maude.
James Naismith hace entrega de la medalla de oro a Bill Wheatley, capitán de la selección de los Estados Unidos.
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